martes, noviembre 27, 2007

primeras tres cuartillas

Bueno, aqui va mi experimento... acepto reclamos, regaños, burlas y demas.


Cu4tro en pura

- “Porque no cuelgas mas bien y nos vamos ya a pichar”, le exigía una deseosa e intensa Mireya a Mauro quien trataba de obtener respuesta de Eugenio de manera insistente marcando una y otra vez el fijo de su casa sin saber que Eugenio no le iba a contestar porque simplemente esta esperando sentado en un rincón lo que presiente que pasará.

Mauro era un tipo grande, de unos 1.80, un poco gordo sobretodo de espalda, a sus treinta y cinco ya había adquirido lo que se llama un cuerpo de nevera; nada que ver con la fineza que mantuvo por casi 30 años cuando se canso de mirarse al espejo y se dedico a tragar como sobreviviente de reality de isla desierta. Había adquirido la destreza para comer sin llenarse pollo y medio de cualquier kokorico y creía que la clave estaba en no tomar mucha gaseosa ni agua, solo el pollo y las arepitas que vienen con el pollo y que le cortan el sabor al pollo, cosa que Mireya, como casi todas las mujeres, no solo no entienden sino que no consideran importante comerse la arepita porque creen que eso las engorda mas que el pollo.

En esos 5 últimos años, Mauro no solo engordo sino también se fue enredando en los problemas que vienen con la edad. No es sino crecer para que los problemas aumenten de gravedad decía un familiar. Cuando uno se va volviendo viejo hay cosas que pasan y que no se perciben, como por ejemplo hay mas llaves en el llavero, ya no es solo la llave de la casa, sino la del carro, la del candado de la llanta de repuesto si ha comprado jeep o camioneta, la del deposito del apartamento, la de un cajón del escritorio y hasta la de la “otra” casa. A Mauro lo habían dejado en solo 2 años las dos mujeres de su vida: Adelaida, la oficial, y Alejandra, la otra.

Primero había sido Alejandra que se canso de tirar con muchas ganas para irse a tirar por plata porque consiguió marrano. Después Adelaida le termino a Mauro porque se consiguió a un muchachito que la estaba marraneando a ella. Mauro decía que ese era el resultado de dejar que las mujeres estudien y trabajen, porque Alejandra empezó a estudiar y Adelaida a trabajar.

Alejandra se metió en la nocturna de la Universidad de La Salle, en la sede de la calle 61, ya que trabajaba como vendedora en un almacén de artículos deportivos del centro comercial “Cósmico” durante todo el día. Su nuevo amor lo consiguió caminando, porque fue llegando o saliendo de clases que fue enamorando cada día, o mas bien cada paso, a su nuevo levante quien parqueaba su remolque donde vendía hamburguesas y perros calientes todas las noche una cuadra antes de llegar a la universidad y desde ese punto podía ver pasar a sus clientes, a los que le debían y a las niñas lindas que suelen ir a estudiar a esas horas.
Para Manolo, el dueño del negocio de las hamburguesas y perros, no fue muy difícil que digamos conquistar a Alejandra. Ella llegaba acalorada y hambrienta a la universidad y paraba dependiendo de su presupuesto, en cualquiera de las opciones para tomar o comerse algo justo antes de entrar a clases. Las gaseosas o juguitos mas baratos los conseguía donde doña Alicia, pero ella generalmente se iba temprano porque se le agotaba todo y ahí entraba la segunda opción: donde Manolo, quien no solo la atendía muy amablemente sino que también le fiaba.
Manolo no estaba solo cuando conoció a Alejandra. Desde hacia 8 años el vivía con Maria Luz, una mujer muy grande, pero como todas las grandes: boba. Maria Luz había asumido el trabajo de los perros y las hamburguesas como propio y le ayudaba de sol a sombra a Manolo. A ella le tocaba preparar lo que va junto a los perros y hamburguesas, es decir las mezclas de papitas despedazadas, los huevos de codorniz, la cebolla picada, el pollo desmenuzado, el queso que después queda derretido y las salsas que le echan a todo como para completar una mezcla de sabores que no tienen diferenciación alguna cuando el bocado esta dentro de la boca… a duras penas se alcanza a distinguir el sabor de la carne que no pocas veces es de muy mala calidad… sobre todo cuando nadie del cuaderno ha pagado aun, en otras palabras, no se recomienda que se pidan hamburguesas al final de mes.
Maria Luz venia de provincia y a pesar de contar con una prima por parte de papa y una tía por parte de mama, ella decidió hacer su vida sola; o casi sola porque primero estuvo viviendo en una especie de condominio pobre. Condominio porque dentro de una casa cada persona tenia su propio y diminuto apartamento, con salida independiente. Y pobre por que lo que pagaba por el era casi lo mismo que tendría que pagar por una habitación en una “casa de familia”. La libertad de ese sitio era algo que no había tenido en su Palmira natal, donde su papa, su mama y sus hermanos la controlaban como si tuviera la cuca mas cerrada de toda la comarca.
Las personas con las que compartía casa eran mas que todo estudiantes, dos de ellas estudiantes de La Salle y fue acompañándolas a ellas que conoció a Manolo.
Como Maria Luz era de tierra caliente, su practica para socializar con cualquier persona era inobjetable y por eso no le daba pereza acompañar a sus amigas hasta la puerta de la universidad mientras ellas iban a una sola de las clases programadas para esa noche, hecho que se presentaba con frecuencia cuando había rumba de por medio y como buenas estudiantes, preferían el happy hour de la mayoría de los bares de la ciudad que ocurre generalmente antes de las 9 pm. La palmireña boba, se sentaba entonces cerca de alguno de los vendedores ambulantes que abundaban por ahí, y se ponía a conversar con el primero que se le atravesaba.
Manolo ya la tenia en la mira. Ya la había visto muchas veces con esa ropa que las calentanas no se atreven a dejar en su ciudad y que creen que se pueden poner en Bogota… y hasta se la ponen, así el frío este tremendo, porque muchas veces es lo único limpio que les queda. Por eso Manolo un día la invito a su negocito y empezó a hablarle con la dulzura que hablan los hombres cuando se quieren comer a alguien. Ella, nada perezosa y casi con desinterés empezó a pararle bolas a Manolo, dejándose atender principalmente, ya que Manolo cada vez le echaba mas “toppings” a los regalitos de perro y hamburguesa que le ofrecía cada vez que estaba dispuesta a salir de rumba con otro hombre pero antes paraba a comer donde Manolo.
Un día Manolo “la entro” a su remolque, quizás presagiando lo que iba a pasara en el futuro, y le mostró todo el misterio que los clientes no pueden ver: el tanque del gas, el lugar de la basura, la cajita de la plata, el reguero en general… y justo cuando ya casi terminaba el tour, empezó a caer un aguacero impresionante que obligo el cierre de la ventana del remolque y solo se quedaron adentro Manolo y Maria Luz, quien empezó a tiritar del frío porque también ese día andaba con una de sus pintas calentanas y sin saco, para lo cual manolo lo único que pudo hacer fue destapar primero una de las canecas de brandy que adornaban el interior del trailer y cuando el aguacero mermo, pero las ganas de trabajar también, destapo otra canequita, esta vez de aguardiente que se consumió poco a poco entre los dos y que termino convirtiendo el remolque en un motel improvisado, donde Manolo y Maria Luz se quitaron el frío que en realidad en ese momento era mínimo.
De polvo en polvo se la pasaron casi 2 meses. Y llego diciembre. A mediados de año Maria Luz ya se había puesto esa época como limite para contarle a su familia que en realidad ella no estaba estudiando en ninguna universidad en Bogota y que la plata que ellos le mandaban le servia solamente para mantenerse y para pasarla bueno porque así se evitaba ayudar en los oficios de la casa a su mama. Su conciencia se le estaba poniendo gris porque sabia de las dificultades que pasaban su papa y una tía para recolectar la platica que le giraban cada 30 días.
Por eso no dudo cuando Manolo le dijo que el se quería dar un regalo de navidad bien bueno e inolvidable: “sacarla a vivir” con el. Ella también confió en que ese era un buen regalo de navidad no solo para ella sino también para su familia que seguramente respiraría con mas holgura cuando se enterara que ya no iba a ser una carga mas y que comenzaría a labrarse su propio futuro.
No se equivoco, su familia celebro que Manolo fuera hasta Palmira a pedir mas que la mano, el permiso para comerse a Maria Luz con autorización, y esa navidad fue generosa para todos porque Manolo se gasto buena parte de sus ahorros comprándose a su nueva familia política. En uno de sus momentos íntimos, Manolo le dijo a Maria Luz que el le iba a ayudar para que estudiara en la universidad y eso fue lo que termino de arrojarla a los brazos de Manolo.
Pero Maria Luz se equivoco, porque justo el día que ella fue a averiguar sobre la carrera que quería estudiar, Manolo le pidió que le ayudara un poquito con su negocio porque cada vez había mas clientela y no tenia quien le ayudara a cobrar la plata a los clientes y ella muy comedida, pero también muy boba, decidió aceptar… y desde ahí no salio del remolque sino para irse a su casa… ah! Pero ya ni siquiera como cajera, sino como simple ayudante, desde un día que se dejo meter un billete falso de $50.000 pesos y por el que Manolo casi le pega.

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