martes, junio 10, 2008

Ossa

Mañana viajo para Pasto… voy a realizar un pequeño trabajo de dos días y cuando supe que iba a ir me acorde inmediatamente una excursión del colegio, cuando yo estaría en mis bellos 16 o 17 años, que era la época cuando estaba desaforado… si, completamente desaforado dedicándome a toda clase de artes sexuales, especialmente a las solitarias.
En ese momento ya me sabia muchas posiciones… aunque no las había practicado todas (en ese tiempo el misionero, el pollo asado, el doggy style y la cucharita era lo mas usado). Y para mis momentos solitarios incluso ya había desarrollado mis propias variedades, entre las cuales se destacaba la paja “a traición” (la mano por detrás de la pierna).
Bueno, el cuento es que éramos como 30 culicagados los que íbamos de excursión al Ecuador y solo como 4 niñas con sus respectivos novios y el resto… el resto éramos un conjunto de bellos efebos en busca de alguna actividad interesante (léase: una partida de pajizos buscando algo para comer).
La primera escena que nos identificó como jóvenes sexualmente activos ocurrió durante el primer reten policial que nos encontramos en Patia, Cauca, cuando en la requisa, el agente de turno encontró una pequeñísima colección de revistas pornográficas que muy juiciosamente había empacado Gustavo Adolfo Muñoz (puedo decir el nombre porque ese man ya se murió) e inmediatamente se las decomisó, previa conversación con el profesor Ossa quien era el encargado de la excursión y quien obviamente no solamente aprobaba el decomiso, sino también se la dedicó a Gustavo y le pegó un regaño el berraco, dejándolo como un culo ante las 4 niñas, pero como un héroe ante el resto de púberes que admirábamos no solo el arrojo de Gustavo para comprar las revistas y mantenerlas ligeramente camufladas en su casa sino también el “meimportaunculismo” con el que siempre enfrentaba los regaños.
En fin… viajamos y viajamos hasta que llegamos a Pasto y llegamos a donde no teníamos que llegar: El Hotel Rio Mayo o Mayo no mas… ni me acuerdo. El cuchitril mas espantoso que conocí en mi vida adolescente; situado en la zona que mezclaba la plaza de mercado con la terminal de buses, ampliamente visitado por todas las putas de tres pesos los balandros y seguramente por el 96% de los rateros de Pasto.
Ahí… obviamente… se veía el mundo que tenia el profesor Ossa… Gerardo Ossa para que sepan todos el nombre de ese jijueputa que no sirvió para nada en la vida sino para hacernos la vida imposible en nuestros años de bachillerato.
Tuvimos acomodación triple en el hotelucho ese y en pocos minutos… quizás unos 10 o 20 pudimos darnos cuenta de que la suciedad que rodeaba al hotel no solo estaba afuera, sino también dentro de las propias habitaciones, cuando de un momento para otro corrieron por encima de una de las camas dos ratones!... si dos ratones!!! Salieron de debajo de la almohada de la cama de Lara… y nosotros nos pusimos a pensar como que estaban culeando los jijueputas justo en el mismo sitio escogido por el popular ratón Pérez para recompensar los dientes caídos durante la tierna infancia…. Eso no será sacrilegio ola???
Cuando vimos eso pues nos emputamos y corrimos donde Ossa (que profesor ni que hijueputa) a quejarnos y como el que no llora no mama, logramos que nos dieran una habitación en el ultimo piso del hotel donde obviamente estábamos mas lejos de las alcantarillas y además mucho mas cómodos que lo que nos encontrábamos en el cuarto de los ratones.
Con el escándalo otros 3 compañeros se unieron solidariamente a nosotros y los 6 nos dedicamos a distinguir en medio de la oscuridad, desde la ventana de ese ultimo piso, todas las transacciones que se hacían en la calle del hotel y empezamos a hacerle el seguimiento en particular a las putas que merodeaban por el sector y pudimos comprobar que las putas flacas y menos feas eran las menos solicitadas, dado que entre los puñeteros es bien sabido que cuando uno se mete con esa clase de meretrices, hay mas posibilidades de “comer embolado”* (será que va a tocar explicar?).
Y al contrario de lo que uno creería y poniendo en justa proporción la fama de brutos que tienen los pastusos… nos dimos cuenta que la misma gorda y horrorosa que escogía uno… lograba varios clientes en una sola noche… es decir… un cliente que comia limpio y 5 o mas a los que les tocaba comer embolao. Lastima no haber tenido una cámara de video esa noche carajo!, porque les podría haber hecho el videoblog en vez del relato.
Al otro día, en otra muestra del “mundo” de Ossa, el atorrante este nos programó una visita al mercado de Bomboná, donde en solo unos pocos minutos nos dimos cuenta que el 99 % de lo que vendían allá lo traían desde el Ecuador y sabiendo que nuestro destino era ese, pues que nos íbamos a poner a comprar cosas allí porque seguramente en el Ecuador íbamos a encontrar lo mismo y mas barato. A pesar de que eso se lo hicimos saber a Ossa en repetidas ocasiones… adivinen quien estaba lleno de paquetes?... pues si… el mismo Gerardo Ossa… incapaz jijueputa ese!
Anyway… por la noche arrancamos en el bus con destino a la ciudad de Quito donde estuvimos durante ese día entero viendo iglesias, calles e indígenas y por la noche arrancamos para la playa de Esmeraldas a donde nos cogió el amanecer y estuvimos felices bebiendo y metiéndonos al mar en medio de la rasca (cosa que ahora, a estas alturas del partido no haría ni a cambio de 5 o 6 mamaditas) y viendo viejas europeas que a pesar de estar allí, a pocos metros de nosotros, estaban mas lejos que la misma Finlandia.
La rasca la dormimos en el bus que nos llevo a Guayaquil, donde encontramos las mismas (o hasta mas) cosas que compro el guevon del Ossa a una tercera o cuarta parte del precio que pago el cretino ese en Bomboná. Por supuesto, nos burlamos hasta mas no poder y en ese momento pensábamos que no había peor venganza para el estúpido del Ossa.
En Guayaquil nos quedamos en un hotel bueno, creo q se llamaba algo asi como el gran Hotel y ahí si que estuvimos de lo lindo entre el trago que a pesar de nuestra edad nos vendían no solo a chorros sino que también a centavos porque en ese entonces el peso colombiano era como el dólar cuando estaba a $2.700… y mucha piscina y mucha hembra dando vueltas por ahí, pero de una bailadita con un par de ellas no se paso a mayores y por lo tanto no hubo manera de poner en practica todo lo que habíamos discutido y preparado durante los días anteriores.
Como estuvimos borrachos la mayor parte del día, por la noche nos entro el guayabo… y a esa edad… el guayabo siempre es guayabola (tocara explicar?) y en medio de la jodedera nos metimos a la piscina como a las 10 de la noche y ahí, justo ahí, entre unos 8 o 10 que estábamos ahí, decidimos hacer una competencia de pajazos que consistía en quien lograba venirse mas rápido… obviamente el concurso no duro mas de 10 minutos y todos salimos despavoridos al ver las huellas que abundaban en cada rincón de la piscina.
La primera cagada de risa fue cuando vimos que mientras nosotros nos secábamos y salíamos de la piscina, llegaba el flamante profesor Ossa dispuesto a hacernos una demostración de sus dotes para la natación en aguas poco profundas y muy fértiles. Mientras el nos daba sopa y seco en brazadas… nosotros nos retorcíamos de las carcajadas en las mecedoras metálicas con cuerdas plásticas que eran “las rimax” de ese entonces.
Al regreso de Guayaquil no hubo sobresaltos y cuando esperábamos seguir derecho hacia nuestra ciudad, nuevamente el profesor Ossa se paró en la mitad del bus para hacernos saber que estaba prevista una parada en Pasto y obviamente pasar la noche en su hotel preferido, con el que seguramente tenia su negocio porque ah jijuemadre hotel tan malo…oites!
Nosotros pedimos la misma habitación, lujo que nos podíamos dar porque seguramente éramos los únicos huéspedes de ese antro y repetimos la tarea de la compra de Aguardiente Galeras y a visajear a las putas y sus clientes.
La conducta de las damiselas y sus admiradores se repetía tal cual lo habíamos visto anteriormente y ya hasta se nos hacían familiares algunas de ellas… pero cual no seria nuestra sorpresa cuando vemos a Ossa salir del hotel y cuando pensábamos que se dirigiría a alguna parte mas digna de la ciudad, se dirigió directamente a una de las putas mas solicitadas de la noche y la transó en menos de 1 minuto y mientras el cuidadosamente miraba hacia su alrededor, quizás evitando ser descubierto, se la llevó –o ella se lo llevó a el- a una de las residencias que también pululaban en el sector… a que? A COMER EMBOLAO señores!
Nosotros no paramos de reírnos sino hasta que nos dormimos.. y por la mañana apenas nos despertamos seguíamos carcajeándonos, mas cuando lo vimos recién bañadito y con una decencia que parecía poder ponerse a prueba.
En fin. A media mañana arrancamos para nuestra ciudad y justo al pasar el puente que sirve de límite entre Nariño y Cauca, nos encontramos con otro reten policial, en el que estaba justamente el mismo agente que le había decomisado las revistas a Gustavo y al hacer la correspondiente requisa, al policía este se le ocurrió que llevábamos demasiada “mercancía” (no era droga… eran cobijas, dulces, cigarrillos, sabanas y cosas por ese estilo) y que tenia que decomisarla… y ante nuestras protestas, el policía quedo en decomisar solo una pequeña parte… y adivinen cual decomiso??? Si señores… únicamente la del profesor Ossa! Y no hubo poder humano que convenciera al agente y terminamos nosotros triplecagandonos de la risa gracias al estúpido, idiota, buenoparanada de Gerardo Ossa, quien definitivamente debe recordar ese paseo mas que cualquiera de los demás que estuvimos allí.